Por vivirnos
en intensos fuegos
necesitamos
todas las lluvias
para convertirnos
en cenizas
amantes
de cualquier aire
que las baile
¿A qué tenias miedo? Si ya sabes que siempre me ha gustado andar sobre cristales.
Eras tú quien se fijaba insistente en el billete, solo de ida, sobre la mesilla, yo, recuerdas, solo miraba un poco más atrás a la dulce nieve que una lejana noche nos presentó.
Cuando quieras volver -a verte en el reflejo de la luz en invierno- recuerda que siempre juego con cristales rotos.